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Ana María Ruiz: "Mi visión sobre el cáncer es positiva, pero no es así para muchas personas"

Cieza.es | 3 de junio de 2020 a las 13:39

Las cosas no siempre son como uno espera, y menos en lo que a la salud se refiere. Ana María Ruiz lo sabe bien. Su vida se paralizó abruptamente en 1993 cuando le diagnosticaron que tenía cáncer de mama. En ese mismo instante ya era consciente de hasta qué punto iba a cambiar todo. Ahora, su objetivo sigue siendo el mismo: "Curarme, saber que estoy en manos de los mejores médicos y volver a recuperar mi vida".

De toda esta experiencia no quedan tan solo recuerdos pues se va a materializar en un libro, que podría ver la luz en la primavera del año que viene. Una publicación de la que Ana se muestra ilusionada, "porque quiero devolver lo mucho que me he recibido a lo largo de estos años. Y lo voy hacer con la única finalidad de que la gente sepa afrontar el cáncer de forma positiva".

Considera un reto y una motivación, además de un compromiso y una responsabilidad, escribir el libro que está preparando, 'Historias de mi sillón'. En palabras suyas, "llevo más de diez años de vivencias personales desde mi sillón de la sala de quimioterapia donde otros pacientes reciben también su tratamiento. De todos ellos, con los que se crea una gran empatía, he aprendido a valorar la lucha por la vida".

Ana reconoce que su vida antes de ser diagnosticada era normal -reparaba el doctorado- y que, cuando supo la noticia, sintió "incredulidad y miedo porque la palabra cáncer era un tabú", pero optó por afrontar la enfermedad y por sobrevivir. "La fe, la familia y los amigos fueron mis apoyos. El cáncer es la enfermedad que más ansiedad produce en el ser humano, una ansiedad que se traduce en miedo y aislamiento".

"Doy la cara porque nuestra presidenta nacional aboga por poner rostro al cáncer", explica. Y es que la presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Isabel Oriol, ha impulsado una campaña 'Siendo más seremos más fuertes' que pretende concienciar a la opinión pública de que todas las personas son imprescindibles en la lucha contra el cáncer y de que es necesario contar con el compromiso de la sociedad.

Recuerda con gusto el día que decidió formar parte de la Junta Local de la AECC, que preside Juan Sánchez, con el objetivo de echar una mano a otras personas afectadas por esta patología. En su opinión, "el papel de los voluntarios testimoniales es muy importante. Tuve la oportunidad de poner en marcha el grupo de apoyo 'Mucho por vivir' con el fin de ayudar a mujeres a afrontar el cáncer y minimizar las alteraciones emocionales derivadas del proceso de la enfermedad".

Ana se siente afortunada. Después de 19 años librando su batalla contra la enfermedad, asegura que "he podido llevar una buena calidad de vida y he podido trabajar". Lo dice alguien que ama su profesión por encima de todo y que necesita decir que el cáncer puede dejar de matar para convertirse en enfermedad crónica.

La alegría suele ser su mejor arma, y la esperanza, su quitamiedos al borde del precipicio: "Me enfrento al cáncer con alegría y esperanza, y ambas cosas me las dan las personas que están pendientes de mi". Efectivamente, es necesario transmitir a todas las personas con cáncer que no están solas y que hay esperanza.