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José Antonio Fernández: "Mantengo viva la esperanza en Estrasburgo, pero con una relativa prudencia"

Cieza.es | 3 de junio de 2020 a las 13:53

Nadie de buena fe puede poner en duda la integridad de este hombre tranquilo y didáctico que recuerda a un viejo profesor, de esos que dejan huella en los alumnos. Deja claro que, pase lo que pase este miércoles en el Tribunal de Estrasburgo, va a seguir cultivando por encima de todo la vida familiar, olvidando como un mal sueño todo lo que ha soportado a lo largo de estos últimos dieciséis años.

Pasa el tiempo y ahí sigue José Antonio Fernández, incombustible en su empeño por defender su verdad. No se da por vencido y está luchando con uñas y dientes para demostrar que "fue una decisión injusta mi despido en 1997 como profesor de Religión". Contra viento y marea, lleva dando batalla en el buen sentido de la expresión y defiende que "siempre ejercí como profesor de forma responsable, con respeto a la fe católica".

A la espera de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronuncie y de que se reúna la Gran Sala de 17 jueces el día 30 de enero, Fernández es extremadamente cauto al hablar sobre la revisión de la sentencia que el pasado 15 de mayo avaló a España en el despido como profesor de Religión. En su opinión, "voy a la vista oral sabiendo que los grandes poderes ganan siempre, pero no lo hacen con la verdad. Me da la impresión de que voy a asistir al Santo Oficio. Tratan de defender a la Iglesia, y yo jamás la he atacado".

Tras el varapalo y después de que su abogado presentara recurso contra la sentencia, apuesta por mirar hacia delante y da por superada la decepción que le supuso el rechazo de sus argumentos por parte del tribunal europeo. El exsacerdote pasa página y expresa su confianza en que se resuelva favorablemente. En palabras suyas, "soy un hombre de esperanza y vivo siempre en la utopía. Mantengo viva la esperanza en Estrasburgo, pero con una relativa prudencia". Y es que su recurso ha superado un severísimo control de admisiones ya que el porcentaje de admisión de asuntos por la Gran Sala es inferior al 5 por ciento.

Sin embargo, a pesar de mostrarse amarrado a la cautela, Fernández no rehúsa emitir su opinión sobre lo sucedido. "He obrado en conciencia con lo que creo que es mi verdad. No hay prueba alguna sobre las acusaciones que mantienen contra mí. Es mentira aquello del escándalo, y lo que ha argumentado ahora la Conferencia Episcopal Española ante Estrasburgo, que he mantenido una posición contraria a la religión que me había obligado a enseñar".

El entusiasmo con que este septuagenario ciezano defiende que su despido fue una decisión injusta produce una simpatía conmovedora y hasta admirable por lo sentida de su explicación, hija de un largo y justificado sentimiento de desamparo. Con su entornada voz tan reconocible, Fernández cuenta que "se vulneraron mis derechos a la privacidad y a la libertad ideológica y de expresión. En la sentencia del 14 de mayo de 2012, uno de los siete jueces consideró que sí se vulneró el derecho a la privacidad".

Dice que todo lo ocurrido no le ha afectado demasiado, porque "he tenido el apoyo incondicional de muchísima gente". Agradece el respeto y el interés con los que los medios de comunicación locales han tratado este asunto, que le atañe tanto a él como a su familia. Se declara un firme defensor de la Iglesia como "Cuerpo Místico de Cristo tal y como definió el papa Pío XII a través de su encíclica publicada en 1943". Ahora lo que más desea José Antonio es que el Tribunal de Estrasburgo haga justicia.

Fernández se ordenó sacerdote en 1961 y pidió la dispensa en 1984, pero esta no le fue concedida hasta 13 años después. Para entonces, ya llevaba 12 años casado por lo civil y tenía cinco hijos. Aunque aún no le habían concedido la dispensa, nadie le puso ningún problema para ser profesor de Religión, entre 1991 y 1997, en varios institutos murcianos. El despido, según el demandante, se produjo tras la aparición en la prensa murciana en noviembre de 1996 de una foto suya con su familia en un acto del Movimiento Pro Celibato Opcional.