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Juan Sánchez: "No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ayudar a los demás"

Cieza.es | 3 de junio de 2020 a las 14:04

"Entré porque deseaba prestar un servicio a mis vecinos, pero también porque me sentía muy identificado con esta enfermedad. Me permite autorrelizarme, y además siento que hago algo importante", afirma el presidente de la Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer, Juan Sánchez Salmerón. Tiene la esperanza de que su labor inspire a otros a colaborar con los fines de esta organización. Es difícil encontrar voluntarios, y siempre hay una mano que echar. ¿Le preocupa elfuturo? Él arquea las cejas y contesta: "A veces me quita el sueño". Este maestro jubilado se ha perfilado como una gran figura en la lucha contra el cáncer, y con todo merecimiento.  

El nombre de Juan Sánchez Salmerón va asociado a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) desde el momento que cogió las riendas de la junta directiva en 2008. La esperanza de que su contribución haya fortalecido a esta entidad sin ánimo de lucro parece estar haciéndose realidad. "Todo mi propósito ha sido reconstruir la junta local de Cieza y colocarla entre las primeras de la Región en cuando a número de socios y a fondos recaudados para investigación, por así decirlo". Más cómodo, y con la voz más parecida aun susurro radiofónico como es habitual en él, se arrellana en el sillón, alisándose el impecable traje azul. Hacer su cometido, aunque sea a costa de mucho tiempo libre, ha sido su filosofía de trabajo.

"Hay que comprender a las personas y lo que les sucede, y ser capaz de ponerse en su lugar. He intentando crear un sentimiento de familia hacia la asociación para que se convierta en algo más personal y cálido", declara. No es exagerado decir que él ha hecho más por la asociación en diez años que todos sus predecesores. Ahora su deseo es que la junta directiva continúe la labor, fortaleciendo las relaciones que ha intentando forjar con las personas a las que atiende: profesionales, voluntarios, pacientes y familiares. Hombro con hombro, todos tenemos el deber y el derecho de contribuir solidariamente a conseguir los fines de la AECC, que acaba de cumplir 65 años.

En lo que antaño fue el Centro Municipal de Atención Temprana, en la calle Cánovas del Castillo, se encuentra la sede local, un edificio municipal cuyas dependencias compartidas con otros colectivos fueron inauguradas bajo su presidencia. En sus instalaciones se reúne el grupo de apoyo 'Mucho por Vivir'', una iniciativa impulsada por Sánchez al año siguiente de acceder al cargo con la ayuda de la añorada y querida Ana María Ruiz (1962-2014). "Lo que hace el grupo es enriquecer a la asociación porque está integrado por voluntarias testimoniales". La experiencia sirvió para ampliar el círculo de apoyo y solidaridad.

A Sánchez lo que más le gusta recordar de aquella primera etapa fue el hecho insólito de que seis mujeres ciezanas que luchaban contra el cáncer protagonizaran una iniciativa inédita al prestar su imagen para un almanaque benéfico. El objetivo era ofrecer ilusión por la vida y apoyo a las personas afectadas y sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención. Los doce meses de 2010 estaban ilustrados por seis rostros femeninos que posaron, sin complejos, con la mejor de sus sonrisas ante el objetivo de Javier Morote. "Era un calendario inédito porque nadie hasta ese momento había puesto rostro, nombre y apellidos a personas con cáncer".

A pesar de que unas llevaban afrontando esta terrible enfermedad muy poco tiempo y otras conviviendo con ella desde hace muchos años, Ascensión Rojas, Ana María Ruiz, Antonia Abellán, Carmen Martínez, María del Amor Camacho y Josefa España no dejaron de transmitir vitalidad y alegría en cada una de las instantáneas cuyo mensaje se reforzaba con textos de vivencias personales. En palabras suyas, "sin duda, la experiencia mereció la pena, porque, además de ser una obra social, pretendía mirar la vida como lo más bello, porque queda mucho por vivir". Con el paso del tiempo rememora aquel proyecto de 3.000 calendarios al precio de 5 euros como tirarse a la piscina.

También pondera con entusiasmo la elección de Cieza por la Junta Provincial de la AECC para celebrar su trigésimo novena asamblea general, que tuvo lugar el 26 de abril de 2009. "Fue un auténtico reto organizativo celebrar un evento de esas características en la Salade Barrio y a la que asistieron más de 600 personas", explica. Era el respaldo del presidente regional Agustín Navarrete a una junta directiva con apenas un año de trayectoria. En el balance de 2008 se hablaba positivamente de la labor realizada, con el desarrollo de distintas actividades y la recaudación de fondos, pero se calificaba de "medianamente satisfecha" en el incremento de socios, cuyo número había pasado de 317 (2007) a 517 (2008).

Las cosas han cambiado mucho en esta década, y sobre todo en los últimos años. Para él ha sido "una gran aventura personal" y "una experiencia muy satisfactoria" no exenta de momentos amargos. "En la asociación he aprendido las cosas que son verdaderamente importantes en la vida". Es fácil imaginar que una de ellas es el carácter indispensable de la solidaridad porque las administraciones se desentienden pronto. Solo funciona la solidaridad de hombres y mujeres y de organizaciones humanitarias. Y gracias a los servicios que presta en Cieza se ha ayudado a muchos vecinos. Pero la gran lección la dan a diario las personascon cáncer, con su coraje extraordinario.

A sus 82 años se encuentra en un momento especial, con una madurez espléndida y manejando las riendas de la asociación mucho mejor que en 2008, cuando accedió a la presidencia. Ahora, con la ventaja de poder mirar hacia atrás con más perspectiva. Eso sí, diez años después de comenzar su andadura, sigue fiel a los fines y objetivos de unas siglas, AECC, que encierran un hermoso proyecto por medio del cual Sánchez ha hecho todo cuanto ha estado en su mano para identificarse con él. Su hoja de servicios es un cúmulo de hitos. Movido por convicciones propias más que por otra cosa, concluye la entrevista: "No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ayudar a los demás".